martes, 27 de abril de 2010

Luz de atardecer

"No os invoco"

Castaño centenario
que nos acogiste en tu desnudez,
cueva prolífica
que regala siempre un instante de paz
a los corazones heridos,
discúlpame hoy, no es a ti.

Hidra del pedregal,
amenaza detenida en el tiempo,
contraluz mágico al atardecer
que es imposible no seguir viendo
mucho después de haber partido,
lo siento, hoy no eres tú.

Madre primigenia del bosque,
origen de la vida que has poblado
en verde emoción fértil
el pedregal orgulloso de rodeno,
perdóname hoy, no te llamo a ti.

Sabéis que os amo,
pero no es vuestra magia
la que quiero hoy.
Hoy exijo un imposible.
Esta noche necesito en mi ayuda
a ese dulce sol,
ya cansado, del atardecer.

!Oh sol de la tarde!
Tú la viste,
como una diosa de obscena plenitud,
con la espalda apoyada
en el muro de piedra.
Tú iluminabas su rostro,
con tu último aliento cálido,
cuando estaba tendida
junto a mí en el claro del bosque.

!Yo te invoco, oh sol!
!Que yo siempre vea en sus ojos
la mirada que comprende,
que ella vea siempre en los míos
la mirada que acompaña!
!Que cada instante a su lado siga siendo
esa fiesta agridulce y descreída,
el gozoso encuentro mágico que es hoy!

Yo te invoco a ti, !oh sol del atardecer!,
 para que tu magia renueve
 para siempre este imposible
que sucede
y me da vida.

de P. A.




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viernes, 23 de abril de 2010

"23 d'abril"

"He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro entre las manos".
 Carlo Dossi.



  23 d'abril. Diada de Sant Jordi.
      Día Internacional del libro.


Hoy, un libro, "Metales pesados" de Carlos Marzal y una rosa roja.


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jueves, 22 de abril de 2010

Intermezzo

Éste es "mi"  Intermezzo
Cavalleria rusticana. Pietro Mascagni.
"Intermezzo sinfónico".
Orquesta filarmónica de Berlín. Herbert von Karajan. 1971.





Aunque  Maazel me ha regalado un intermezzo inolvidable. Apoyada en el respaldo de la butaca del Palau me he dejado arrastrar de  la misma desesperación que Santunza.  Las notas flotaban en la sala y dentro de mí suspendidas indefinidamente. El final sinuoso y dulce, recoge la pasión dolorosa de Santa. Siempre me identifico con ella en este pasaje.
Así que digo que... el intermezzo soy yo.



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miércoles, 14 de abril de 2010

"Cantar de los Cantares"

¡La voz de mi amado! Helo aquí que ya viene,
saltando por los montes, brincando por los collados.
Semejante es mi amado a una gacela, o un joven cervatillo.
Vedle ya que se para detrás de nuestra cerca,
mira por las ventanas, atisba por las rejas.


Empieza a hablar mi amado, y me dice:
"Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente.
Porque, mira, ha pasado ya el invierno,
han cesado las lluvias y se han ido.
Aparecen las flores en la tierra,
el tiempo de las canciones es llegado,
se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra.
Echa la higuera sus yemas,
y las viñas en cierne exhalan su fragancia.


 ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente!
Paloma mía, en las grietas de la roca,
en escarpados escondrijos, muéstrame tu semblante,
déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y gracioso tu semblante."


Cazadnos las raposas, las pequeñas raposas
 que devastan las viñas,
pues nuestras viñas están en flor.
Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado:
él pastorea entre los lirios.


Antes que sople la brisa del día y se huyan las sombras,
retorna, sé semejante, amado mío, a una gacela
o a un joven cervatillo por los montes de Béter.


                                                                      Cantar 2, 8




Del  "Cantar de los Cantares de Salomón"

¡Quién pudiera ser la sulamita de este bellísimo poema!

domingo, 11 de abril de 2010

"Mathilde Wesendonck"

“Wagner me relegó de prisa. Apenas me reconoció cuando fui a Bayreuth. Y, sin embargo, yo soy Isolda”

Frase dicha por Mathilde en un libro de Louis de Fourcaud sobre Richard Wagner.

He aquí un poema de Mathilde publicado en su colección de 1862, poco tiempo después de que Wagner desapareciera de su vida.

“La Mujer abandonada”

Dí ¿por qué esta separación amarga?
Te llevas contigo toda mi felicidad.
¿Debo soportar yo el peso para ahorrártelo a ti?
¡Antes deja que vuelva a ser la que era!

Devuélveme la paz tan pura
que tu mirada robó de mi interior:
a aquélla de quien ha huido la felicidad del amor,
evítale también la pena del amor.

Tú me diste acceso a las alegrías del cielo
mediante un santo beso;
¡Ay! Se convirtió en la fuente de las lágrimas
que ya nunca podré dejar de verter.

¡Oh! Que nunca en los lejanos años
mi imagen aflija tu espíritu:
que no llegues a dudar nunca
de lo ardientemente que te he amado.

Suplico al cielo que vierta sobre tu cabeza
mis más abundantes bendiciones;
¡Suspiro para que se me escuche pronto
por una tumba solitaria y tranquila!
                                      
                                                                 Mathilde Wesendonck


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viernes, 9 de abril de 2010

"El hombre del crepúsculo"


Judith Cabaud dice en su libro: "... cada tarde, a las cinco, “el hombre del crepúsculo”, como le llamará ella misma, penetra como ráfaga de viento en el suntuoso Hotel Baur en el Lago de Zurich y sube de cuatro en cuatro los escalones hasta la suite que ocupa la familia Wesendonck en espera de que se emprenda la construcción de su propia villa. Se instala en el salón, al piano, y toca para la maravillada joven los compases compuestos en su casa esa misma mañana"

Mathilde Wesendonck, escribió este hermoso texto,  "Der Engel"  (El Ángel),  describiendo la aparición de Wagner en su vida:


In der Kindheit frühen Tagen             
Hört ich oft von Engeln sagen,
Die des Himmels hehre Wonne
Tauschen mit der Erdensonne,

Daß, wo bang ein Herz in Sorgen
Schmachtet vor der Welt verborgen,
Daß, wo still es will verbluten,
Und vergehn in Tränenfluten,
Daß, wo brünstig sein Gebet
Einzig um Erlösung fleht,
Da der Engel niederschwebt,
Und es sanft gen Himmel hebt.

Ja, es stieg auch mir ein Engel nieder,
Und auf leuchtendem Gefieder
Führt er, ferne jedem Schmerz,
Meinen Geist nun himmelwärts.

***

En los primerísimos días de mi infancia
a menudo oía unos ángeles que decían,
que abandonarían la maravillosa felicidad del Cielo
a cambio del sol de la tierra.

De igual modo cuando un corazón desesperado
esconde al mundo su sufrimiento,
cuando silenciosamente empieza a sangrar
y se deshace en mares de lágrimas,
cuando ardientemente comienza a rezar                
para quedar liberado de su desgracia
entonces, su ángel desciende junto a él
y dulcemente le transporta hasta el Cielo.

Junto a mi también ha descendido un ángel,
y sobre sus centelleantes alas
transporta, alejándola de toda pena,
mi alma hacia el recinto celestial.





Wagner compuso las Wesendonck Lieder (1858) basadas en cinco poemas de Mathilde: "Der Engel" (El ángel), "Stehe Still" (Detente), "Im Treibhaus" (en el invernadero),  "Schmerzen" (penas) y "Träume" (sueños)










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jueves, 8 de abril de 2010

Gottfried von Strassburg

Tristán e Isolda es una leyenda medieval. Una de sus versiones más antiguas data de 1210 y fue escrita por Gottfried Von Strassburg.


Es un canto al amor cortés que tan de moda se hallaba en las cortes europeas de la época y nos habla del legendario amor que padecen sus protagonistas.
Cuando el rey Marke de Cornualles acepta desposarse con Isolda "la del cabello de oro" manda a su sobrino Tristán a la corte del rey de Irlanda y pide en matrimonio a Isolda en nombre de su tío. Cuando se dirigen de regreso a Cornualles, beben accidentalmente una pócima que estaba destinada al rey e Isolda y ello produce que Tristán e Isolda se enamoren profunda y absolutamente.


La traducción de la obra de Gottfried por Bern Dietz dice en su prólogo: 

Esta composición de 19.548 versos, inconclusa constituye la primera novela de amor en el sentido moderno. La pieza de Gottfried von Strassburg es una de las cimas de la literatura medieval europea y sin embargo está dotada de una perturbadora osadía que cabe atribuir a la modernidad con que aborda la problemática del adulterio a la luz de la psicología amorosa.

Ignoramos casi todo de su autor. No hay crónica o testimonio contemporáneo que nos transmita su nombre con cierta seguridad. Sabemos que Gottfried es el autor porque los dos continuadores de su libro, Ulrich von Türheim y Heinrich von Freiberg así nos lo confirman y una larga retahíla de autores posteriores que lo elogian porque estableció unos presupuestos estéticos ejemplares. Los manuscritos más antiguos proceden de Alsacia y Estrasburgo. Las incógnitas permanecen al intentar averiguar la profesión o el estrato social de nuestro personaje. Sus seguidores le llaman: meister, luego no pudo pertenecer a la nobleza. El término puede aludir a una cualificación profesional en un burgués o quien ha pasado por las siete artes liberales hasta acceder al grado de magister.
Ello cuadraría bien con la extraordinaria cultura y erudición exhibidas por Gottfried que revela amplios conocimientos de teología, mitología, música y jurisprudencia. No sabemos si frecuentó alguna universidad. Meister podría indicar también una posición docente en alguna institución religiosa. Es una novela ambivalente puesto que es una novela cortesana que se abre a nuevos valores burgueses.

Fue compuesto entre 1205 y 1210 llegando hasta nosotros once manuscritos y doce fragmentos. Lo que indica gran popularidad.

 La historia de Tristán e Isolda era todo menos novedosa y Gottfried, como buen escritor medieval, no se propone otra cosa que ofrecer su versión. La leyenda es de origen probablemente celta. Ranke en 1930 distingue tres fases en el desarrollo de su argumento: La primera etapa sería el sustrato celta primitivo que no ha llegado a nosotros y cuyos polos serían el viaje en barco hacia lo desconocido ( el primer viaje de Tristán buscando la curación de sus heridas) y el relato de la huída de los amantes (derivado luego al episodio de la gruta). Un segundo momento cuando se introduce la pócima de amor y la tercera fase que añadiría la historia de los padres de Tristán, previa a su nacimiento, la huída de la pareja, su retorno a la corte, la separación y el encuentro con la otra Isolda, la de las manos blancas.




                                               Tristán e Isolda vigilados por el rey Marke. Detalle de un cofre s XIV

 
Estrechamente relacionadas están la versión del normando Béroul y la de Eilhart von Oberge (primera versión en lengua alemana datada hacia 1170). Esta versión se nos ha transmitido completa aunque sea una versión tardía. Incompletas son las de Bèroul, Thomas d'Anglaterre o Gottfried von Strassburg. Tanto la versión de Béroul como la de Eilhart pertenecen a la tradición juglaresca más que a la cortesana. Comparándolas con las de Thomas d' Anglaterre o Gottfried son más realistas e ingenuas y están dotadas de un populismo destinado a entretener. La estructura narrativa está menos elaborada sin encontrar motivaciones psicológicas o explicativas. Sin embargo los valores cortesanos son suficientes para reconocer el valor transgresor característico del amor que une a los dos amantes. Restan virulencia a la contradicción existente entre la independencia del amor y el orden social establecido valiéndose del recurso del filtro mágico que desencadena la tragedia. Tal circunstancia exculpa parcialmente a Tristán e Isolda, quien además se ven castigados, al tener que padecer una vida de privaciones en el bosque tras su huída de la corte.

Los continuadores de la novela de Gottfried basan su labor en Eilhart, aunque no está probado que Gottfried partiera de éste. Sin embargo sí que menciona a Thomas y dice que se atiene a su obra. Parece que éste fue el primero en adaptar el tema al gusto y expectativas del público cortesano. Tiene su argumento mayor coherencia y verosimilitud psicológica y profundiza en la poderosa noción del amor, poder autónomo y elemental, capaz de romper las normas e imposiciones de la convención social. Hasta entonces el deseo insatisfecho no rompe el orden social, ahora aborda la abierta exposición del conflicto entre la pasión de los amantes y al normativa social. Ello desencadenará la tragedia al dividir dolorosamente la consciencia individual.

La irreverencia de Gottfried hacia unos valores fundamentales en el Medievo nos impulsan a pensar en nuevos aires renacentistas.

Sus aportaciones no sólo amplían la historia sino que incrementan la verosimilitud del relato, estructurando su desenvolvimiento a partir de la motivaciones psicológicas de la acción. Gottfried es el primero en explicar el primer viaje de Tristán a Irlanda como una decisión consciente a fin de intentar lograr la curación de su herida y no como mera salida hacia lo desconocido. Intenta unir los hechos en una trama lógica y coherente, lo cual supone un avance importante. El hombre medieval gusta más de una gran diversidad de acontecimientos que de un engarce narrativo consecuente totalmente inhabitual en la edad Media. Importante es también el matiz respecto al papel de la poción mágica. En Thomas la poción carece de valor mágico y simbólico, Gottfried sugiere veladamente que el amor entre Tristán e Isolda pudo haber comenzado antes de consumirla. Concediéndole al bebedizo una función menos mecánica y una énfasis en la primacía del sentimiento y la pasión frente a los imperativos sociales.




                                                                "Tristán e Isolda. El brevaje" Delville


He echado en falta una traducción más cuidada, más armoniosa, más poética en muchos pasajes. Se prestaba a ello.


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miércoles, 7 de abril de 2010

Ámsterdam, "el país de los sueños olvidados"

Como los canales estamos conectados.
Las aguas se entremezclan, se pierden por callejas y vuelven a cruzarse en una palabra, en un libro, en un país...


Ni en sus callejas ni en sus canales he podido depositar mis deseos de olvido.
Pensaba abandonarlos en las aguas, bajo el puente, cuando pasara mi barca.
Dejarlos aquí.
Pero se me agarraron fuerte con los vientos fríos y la lluvia impidió que extendiera el brazo para dejarlos caer.

¡Te he visto en tantas esquinas, en tantos rostros, en tantos cuerpos!

Debería dejarte en este país, el país del agua, el país de los sueños olvidados.

***