Si serenases
tu pensamiento, si pudieses
detenerte y pensar,
mirar en torno, tocar las cosas
entre las que pasas,
acaso
te sería sencillo reconocer
rostros, no sé, lugares,
gentes
que hablen tu mismo idioma y te comprendan.
Si fueses
capaz de hallar un sitio donde echarte
boca abajo, y cerrar
los ojos,
y mirar, despacio, dentro de tu
vida,
quizá
te resultase fácil averiguar
algo, saber
a qué lugares quieres
ir, de donde vienes,
para qué estás aquí,
cuál es tu nombre.
Pero el tiempo no existe,
y tienes prisa:
no hay sitio para ti en el descampado
donde habitas,
el llanto
puede llegar de pronto, la luz cae
en la sombra -casi
invierno,
el otoño se vuelve lluvia y frío-
nadie mira hacia ti, anda,
apresúrate,
tu cuerpo fatigado necesita
descanso,
es ya de noche,
corre,
aquí tampoco,
es preciso llegar, no
te detengas,
"Si serenases" del poemario Sin esperanza con convencimiento (1961)
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Al paso de las horas, de los días, de las estaciones, constato este poema. Se enmaraña en mi carne, en mi piel, en mis vísceras, en mi cabello, en mis sentidos, en mis pasos...
...en estos días en que paso ligera por entre mi vida.
¡Cuánta lucidez en Ángel González!
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