Vuelve a pegarse la infancia a mi piel sedienta...
Denia, ” la Boveta”, el dulzor de la uva moscatel y el sabor a mar de la caballa, el sol y las sombras del cañizo, la arena blanca y las aguas cristalinas. El caminito de tierra con los anises y las adelfas; el pozo, la higuera, el olor de la falsa pimienta y el lentisco, el "riu-rau". Mis hermanos y mis primos…Mi madre comenzando la treintena, cargadita de niños y siempre cantando, la alegría de los sábados cuando llegaban mi padre y mis abuelos en el seat 600 amarillo, el Montgó a lo lejos… La luz blanca y cegadora del Mediterráneo, eterna, cada verano, los paseos al atardecer entre viñedos y huertos, los juegos en la arena y los baños en el mar azul.
... en mi piel, aquella infancia de los 60.
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