Palabras
Hay veces que, sin buscaros, os agolpáis por salir de dentro irrefrenables. Entonces me paro y os escucho. La insistencia con la que me llamáis la conozco. No me queda más remedio que abriros la puerta. Os libero.
Otras veces soy yo la que voy en pos vuestro; pero entonces, como niñas caprichosas, os guardáis recónditas de mí que oso perturbar vuestro sueño.
A vuestra merced estoy como las hojas están del viento.
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