Madre el joven príncipe pasará delante de nuestra puerta,
¿Cómo atenderé a mi trabajo esta mañana?
Enséñame a trenzarme el pelo, dime qué vestido he de
ponerme.
¿Por qué me miras sorprendida, madre?
Ya sé que él no lanzará una mirada a mi ventana, ya sé que
desaparecerá de mi vista en un abrir y cerrar de ojos; sólo la melodía que se
desvanece en la flauta me llegará sollozante desde lejos.
Pero el joven príncipe pasará por delante de nuestra puerta,
y yo me pondré lo mejor para el momento.
Yo aparté el velo de mi cara, me arranqué la cadena de rubíes
del cuello y la arrojé a su paso...
¿Por qué me miras sorprendida, madre?
De sobra sé que él no recogió mi cadena; sé que se quedó
aplastada bajo sus ruedas dejando una mancha roja sobre el polvo, y que nadie sabe cuál era mi presente ni
para quién.
Pero el joven príncipe ha pasado delante de nuestra puerta,
y yo he arrojado a su paso la joya de mi pecho.
“El jardinero”. Rabindranaz Tagore
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