sábado, 22 de septiembre de 2012

Cuando calienta el sol


Hoy digo adiós al verano con esa laxitud que provoca el tiempo de estío, como si aún quedasen largos días hasta la llegada del otoño. Tumbada en la arena me llega una música, una letra, que guarda una década  cubierta de juegos y olores, anclados ¡tan vivos! a mi corazón infantil.

Si cierro los ojos aparece ante mí nuestra casa familiar, encalada y luciente "La Boveta", en medio de los viñedos que se volcaban al mar.
Escucho la voz armoniosa de mi madre y su peculiar forma de cambiar la letra de esta canción: "Cuando calienta el sol aquí en la playa, sólo me faltas tú...", y que a mí, aún hoy, tanto me gusta entonar, cuando percibo en la piel la llegada de esta estación tan luminosa. La voy siguiendo por aquel caminito de tierra que nos llevaba hasta la arena de la playa por las mañanas,  entre mis hermanos y mis primos que andaban  correteando, siempre con travesuras.
La llegada de mi padre y mis abuelos, los sábados en el seat 600, suponía cada semana un cambio, una fiesta.
¡Qué bien sabía la caballa, igual de gustosa que la sal y  el mar en la piel! O los granos,  casi transparentes, de la uva moscatel deshaciéndose en la boca con el dulzor de un caramelo mientras llegábamos hasta el borde mismo del agua.
A la derecha de  "la Boveta" estaba la imponente higuera que, con su sombra, nos preservaba del riguroso calor de julio y disponía nuestra vida diurna fuera de la casa.
¡Qué hermoso el riu-rau y su cañizo o el pozo blanco junto al lentisco!
Observo mis sandalias blancas caminando por el dificultoso empedrado en el interior de la oscura casona y gozo de los perezosos despertares en la parte alta, donde dormíamos apiñados, mientras la luz  se filtraba entre las ranuras de los ventanucos y nos llegaban, de abajo,  los sonidos de las mujeres de la casa poniendo a punto el día para nosotros.

Hoy, el sol sigue calentando mi cuerpo a orilla de la playa con esa misma placidez que en los años 60, imborrable en la memoria, tatuado en la piel. 

Esta es la banda sonora de los veranos de mi infancia en Denia.
 
 




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