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sábado, 26 de junio de 2010

"Beim Schlafengehen"




BEIM SCHLAFENGEHEN                               AL IR A DORMIR

Nun der Tag mich müd gemacht,               Ahora que el día se ha fatigado,
soll mein sehnliches Verlangen                   que mi nostálgico deseo
freundlich die gestirnte Nachtsea                sea acogido por la noche estrellada
wie ein müdes Kind empfangen.                 como un niño cansado.

 Hände, lasst von allem Tun,                     Manos, abandonad toda acción
Stirn vergiss du alles Denken,                    mente, olvida todo pensamiento.
alle meine Sinne nun                                Ahora todos mis sentidos
wollen sich in Schlummer senken.             quieren caer en el sueño.

Und die Seele unbewacht                          Y el alma sin más guardián
will in freien Flügen schweben,                 quiere volar, liberadas sus alas
um im Zauberkreis der Nachten                en  el círculo mágico de la noche,
tief und tausendfach zu leben.                  para vivir profundamente mil veces.  



(Hermann Hesse)
Las cuatro últimas canciones de Strauss
Cuatro (3 de 4)

Sólo la mirada me conecta al mundo. El resto de mi cuerpo,  mis palabras y mis silencios los guardo ahora dentro. Recostada a tu lado, velo tu sueño dulce, de juventud plena. Complacida, miro tus pantalones de flores y tu cascada de pelo.


***

martes, 8 de junio de 2010

Nieves del Mar

Te pusieron nombre de princesa de cuento.

Al escuchar la canción, "Tanto tiempo esperándote", supe que había llegado el momento de hablarme de ti, pequeña. Han pasado días y días. No sé cómo hacerlo, me digo. Diez años son... muchos años.

Hoy te he encontrado entre mis  viejos álbumes de fotografía. Estamos las dos sujetando a Mara en una instantánea veraniega, allá por el 90. Nada de lo que hoy es se adivina en ella, ni en mis gestos ni en tu sonrisa. Las dos con coletilla, tú por siempre intacta y eterna;  yo... la joven de aquel entonces.

Nieves del Mar ¡Cuánto tiempo sin oír tu nombre! Lo he pronunciado bajito y lentamente. Mientras lo saboreaba he notado un extraño tintineo. La segunda vez me lo he escuchado decir como tus padres solían hacerlo, cantarín, largo y de un tirón.

Dejo el coche a la vera del camino. Serpentea grácil entre pinos y dunas hasta tu rincón, la gran roca, el lugar exacto donde tu padre dejó a merced del azul del mar tu recuerdo en gris.
Y me siento a hablar contigo, frente a estas aguas que te acogen. Me siento en la punta de Tarifa, en esa roca donde te gustaba pasar días y días de playa y mar. Escucho el oleaje bravío de esta parte de la costa sureña. Hoy hace viento, ¡cómo no!, el viento molesto , el interminable viento que salpica incesante el Estrecho.

 Fuiste una princesa digna de ser reina, dulce, delicada y guapa. En ti confluía una  extraña mezcla de rasgos moros y tartesos,  ojos oscuros, grandes y rasgados revoloteando en piel clara y cabello rubio. Recuerdo tu mimosa voz: "...una rosa es una rosa..."

La Muerte, envidiosa de tu hermosura fue a buscarte un día de abril. Adivinó el momento propicio en un tramo de carretera recto, aparentemente sin ningún tipo de dificultad, apenas pasada Tortosa. Apeló a la debilidad humana , al sueño, para arrancarte, presta, de tu lugar en el mundo y seguir alimentando así, la maldición de las hembras de la familia.
La oscura reina se presentó al dar las campanadas del mediodía . El sol lucía alto y también allí hacía viento.

Todo se arremolinó en un vértigo incontrolable: el asfalto, la angustiosa prisa por llegar hasta ti, el sonido del helicóptero sesgando la tarde, el dispositivo de respiración asistida que, paradójicamente, me daba calma, estabas sumergida y no sufrías, la espera, la esperanza y la desesperanza y por fin la mole aquella de piedra gris.

Luchaste contra ella valiente. Todos luchamos por ti mientras la primavera injusta resplandecía en todo su apogeo. El ocho de mayo, la parca se cansó de jugar contigo a vencedores y vencidos.

En aquel lugar inhóspito de Barcelona donde te vi por última vez, en aquel frío lugar de piedra gris me recordaste a otra princesa de cuento de hadas. Te vi en Blancanieves, bella y hermosa, encerrada en tu urna de cristal.
Pero tú no despertaste cuando tu desconsolado caballero te beso. Desesperado, se volvió sombra tuya al paso del tiempo, arrastrándose incansable, buscando saciar su deseo de envolverse contigo.

Vives en tu padre, Nieves del Mar. Cada vez que escucho su voz en la lejanía, tú te filtras entre su cadenciosa voz, te asomas al mundo y me saludas, niña, para siempre eterna.


***

domingo, 3 de mayo de 2009

Mara

Tarde adormecida en perfumes florales que despierta con el rumor de voces. Tarde salpicada de juegos infantiles y campanas de iglesia.
El cauce del río Turia viste día de descanso en primavera festiva. Alegres y luminosos verdes, amarillos, dorados, tierra, azules, blancos…Colores, movimientos y algarabía danzan. Matices que la brisa me acerca y que me acarician, mientras miro ondular juguetón y grácil tu pelo castaño. ¡Cómo juega con el mes de mayo!

Eres una niña preciosa.

¡Cuánto tiempo desde que se incrustaran en mi pupila aquellos pueriles ojos, ávidos de hermosura, que se posaron por primera vez en ti! Los recuerdo bien.

Aquel día, supe que estabas despidiéndote de la niñez protectora, ante un mundo que se presentaba voraz.

Desde entonces te contemplan y se recrean los que pasan a tu lado. Siempre invariable, siempre predecible, espero el momento.

Pero en mi corazón ya no anida ningún malestar…porque sé lo que contemplan. Sé que aman la belleza con la que te mueves, la belleza en la que te has convertido; tu mirada, tu sonrisa, tu nariz pecosa, todo envuelto en una espléndida joven.

Tu pañuelo de colores dorados se mece al compás de tu cuerpo, mientras pedaleas delante de mí. Yo te contemplo satisfecha, agradecida, feliz de tenerte. Y ese gesto de volver la cabeza para buscarme con los ojos y sonreír, me recuerda que fuiste pequeña, “Doña lápiz” y que yo te cuidaba, como ahora me cuidas tú a mí.

Quiero que recuerdes y que no se te olvide, que eres princesa; la princesa de mi cuento de hadas. 




***