viernes, 31 de octubre de 2008

Oración

"Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos"


Juan Gelman


Hoy, con los primeros fríos, se me encoje el alma.
Hoy, con los primeros fríos, me cubro con vestido de plata,
tallando en mi cuerpo, en acuarelas otoñales y doradas:
el dolor del amor perdido, el del no correspondido...
el dolor de la soledad sola...el dolor de las ausencias
y un grito sordo, oscuro y profundísimo
ascendiendo solícito desde las entrañas.

***

martes, 28 de octubre de 2008

Destino

"Este año todos los caminos me llevan a Cuba"


***

jueves, 23 de octubre de 2008

Ego

"Mas... ¿cómo se aceptan las limitaciones, se perdona una sus pecados y controla los fuegos fatuos que, en las noches oscuras, vuelven para minar la propia personalidad?"

***

martes, 21 de octubre de 2008

Rimbaud

OFELIA
  
I
En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos...
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.
Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
más de mil años ya que su suave locura
murmura su tonada en el aire nocturno.
El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.
Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
mientras ella despierta, en el dormido aliso,
un nido del que surge un mínimo temblor...
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.


II

¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega
te habían susurrado la adusta libertad.
Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,
en tu mente traspuesta metió voces extrañas;
y es que tu corazón escuchaba el lamento
de la Naturaleza –son de árboles y noches.
Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido,
un loco miserioso, a tus pies se sentó.
Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! .
Te fundías en él como nieve en el fuego;
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.
–Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.

III
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada
vienes a recoger las flores que cortaste,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos,
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis.


Rimbaud






***

domingo, 19 de octubre de 2008

Un recuerdo





" Me estoy acostumbrando a racionar el agua como un tesoro preciado "
" Lo peor, los controles militares. Siempre hay que untar con arte"
"En el mercado de Bata me ofrecen un marido guineano para llevarme a Europa "
"Ay mi fascinación por la piel de ébano"
" Viajar en taxi...una odisea"
"¿Qué mueve a estas mujeres a permanecer en Guinea?"
"Empiezo a entender en mi cuerpo la acción de lavarse al final de la jornada"
"Entre tú y yo, five hundred miles"
"Ya he incorporado a mi cuerpo este ritmo pausado africano"
" ¡Hum los buñuelos de yuca! "
"Aterriza de vuelta el avión en Malabo con demasiada brusquedad, bajo un atardecer espléndido e imborrable, acompañado por los últimos compases de El Moldava de Smetana"
"¿Y Amanda? Mi corazón se estremece y se llena de ternura"

Guinea,  julio '07: Malabo- Bata- Evinayong






















***

viernes, 17 de octubre de 2008

Redes


"Tejemos redes... Tú y yo hemos tejido una, cuyos filamentos plateados compactan, en contubernio, con otras redes paralelas a los dos "

verano '08

***

miércoles, 15 de octubre de 2008

Había una vez...

“Voy a contar mi historia y no me preguntéis porqué elegí ser una princesa muerta, porque yo no lo sé. Ni siquiera sabía de mi condición. El destino y los dioses marcaron el camino.
Yo sólo abrí los ojos de repente y he aquí, que me encuentro en medio de las aguas: Ofelia, Isolda, Selma, Elisabeta… todas participan de mi naturaleza, todas son yo misma.
En la noche aparecen…
¿Y mi nombre…? No lo recuerdo


Había una vez una princesa que no sabía que era princesa…

No, no lo sabía. A fuerza de días, de estaciones, de sucesos, de caballeros... recordé. Sí, yo habitaba un cuento de hadas. Era mi morada un magnífico castillo en lo alto de la escarpada montaña. Hermosa, de largos cabellos y vestidos majestuosos, entre flores, dulce y tierna…desaparecí.

¿Quién me arrojó al río? ¿O fui yo la que se arrojó?
La respuesta duerme entre las brumas matinales que acuna la noche. ¡Encuéntrala caballero y preséntamela en ofrenda!


Y un día de primavera, cuando el torrente de vida anega la superficie de la tierra, por el más alejado sendero del reino, apareció un joven de limpio corazón buscando a la princesa de sus sueños…”


***

miércoles, 8 de octubre de 2008

canción

”Por vida de mis ojos”

Por vida de mis ojos, el cavallero.
Por vida de mis ojos, bien os quiero.
Por vida de mis ojos y de mi vida.
Que por vuestros amores ando perdida.


Juan Vásquez (1500-1560)


Canción castellana a cuatro voces.
Delicada, tierna y dulce.
Una de las canciones renacentistas entre mis preferidas.


***



martes, 7 de octubre de 2008

6 de julio de 2006


"Amadas voces ideales
de aquellos que han muerto,
o de aquellos perdidos como si hubiesen muerto.
Algunas veces en el sueño nos hablan;
algunas veces la imaginación las escucha.
Y con el suyo otros ecos regresan
desde la poesía primera de nuestra vida
como una música perdida en la distancia"

Kavafis

Anna encaminó sus pasos por las calles de Limena. Eran las tres de la tarde de un caluroso día de verano. Llevaba un vestido añil, de lino fresco y unas sandalias blancas. Lucía un aspecto saludable y dorado por haber pasado días enteros, tumbada en las playas del Mediterráneo. El cabello extrañamente suelto y diferente al habitual en ella, recogido estos últimos años. Ningún complemento que la embelleciera. Seria y con los ojos brillantes se aferraba a un sobre blanco donde había estampado, momentos antes, su nombre y que deslizó suavemente por la parte inferior de la puerta del despacho de Miguel.

Habían quedado a las cinco de ese día del mes de julio para cerrar los acuerdos que figurarían en el Convenio que, a partir de entonces, regularía su vida económica hasta que sus tres hijos, Ignacio, Blanca y Miguel comenzaran el trayecto maravilloso de una vida independiente.

Pero ella no estaba esperándole en la puerta del despacho cuando, demorando a conciencia su llegada, cruzó las vías del ferrocarril y divisó la casa antigua de dos plantas, donde diez años atrás, ubicó su despacho de abogado, que ella arregló y pintó con mimo, ayudándole los primeros meses con la contabilidad hasta que, la llamaron para ocupar una plaza de restauradora de arte en el museo de la ciudad.

Miguel abrió un tanto contrariado la puerta. Recogió la correspondencia del suelo y su mirada quedó suspendida en el sobre más grande, donde con letras absolutamente familiares, ponía un nombre… el de ella.
Subió las escaleras, dejó el portátil en la silla más cercana, se sentó y abrió el sobre.


Jueves, 06 de julio de 2006
"
Cuando se han enfriado las causas del último enfrentamiento y repasado una a una las situaciones más dolorosas de mi vida contigo, tras tomar la difícil decisión de la separación, después de verte marchar y llorarte durante días, sintiéndome culpable, cuando todo esto lo he sufrido hasta el límite del desespero y la locura por no entender, en ese momento…
Antes de cerrar nuestra vida económica, Miguel, necesito cerrar otra, la afectiva, la emocional,…
E invoco que me la de, el hombre que guardas, el honesto, el caballeroso, el apacible, el sincero.
Háblame de ti, de tu vida, de aquella que dejé aparcada para concentrarme en la mía.
Háblame de ti, ahora que se acaba el tiempo, ahora que ya no tengo nada que perder"

Anna le dio un tiempo de cortesía, esperó su llamada un tiempo prudencial y después supo que él la había comprendido.

La llamada telefónica sonó, desprevenida, en la solitaria vivienda donde tenían su residencia. Al otro lado de la línea telefónica escuchó la voz que ella había añorado tanto estas últimas semanas.”Ven” le dijo y ella con el corazón encogido, recorrió las dos calles que le separaban del despacho de su marido.
Cuando Miguel abrió la puerta, se miraron, reconociéndose tras 30 días de ausencia, nunca en 29 años se habían separado tanto tiempo.
Con la mirada huidiza apartó los ojos del rostro de su mujer que, conocía bien y que delataba con señales inequívocas, los días pasados en medio de insomnio, desesperación, lágrimas y tormento.
Seria e hirsuta, Anna se dirigió a la mesa de la izquierda sin decirle nada, se sentó y esperó.
Cuando volvió de recorrer la historia de su marido, la que ella le había rogado conocer, era ya noche húmeda y sofocante.
Durante cinco horas escuchó sin decir palabra y sin mirarlo apenas, sonriendo en alguna ocasión, llorando queda y mansamente en otras. Escuchó sin sorprenderse, sin sentirse herida de muerte, confirmándose lo que había sospechado y temido todos estos días atrás, mientras Miguel desgranaba su vida ante ella.
Cuando él terminó, permanecieron callados largo rato.

Al fin, Anna se levantó y acercándose le dio a su marido, un beso en la frente. 
“Gracias”-dijo-  y salió por la puerta.










































































***


domingo, 5 de octubre de 2008

Sorolla



Arena y espuma,
luz y velas blancas;
cielo celeste y mar turquesa.
El Mediterráneo en mi orilla.
... Sorolla… ¿cómo supo captar esta luz tan mediterránea?
Sensibilidad, delicadeza y naturalidad para los que vivimos en esta tierra y no pertenecemos a la esfera de los dioses.
 Esa paleta de colores luminosos, ¡tan mía!, ¡tan intensamente mía!.
Desde mis primeros años penetró por mi retina, por mi piel y por mis sentidos y habita en las profundidades de mi ser.
 Esos colores que me equilibran, por la mirada, a los que habitan el Olimpo, salen cada estío a adornar mi cuerpo. .

Y el viento incipiente y otoñal hoy recorre la playa, buscando fragancias que dejó olvidadas entre las dunas.
Aromas de sal, de calima y humedad, de bochorno y calor.
De cuerpos tendidos al sol y baños en los mediodías y en los atardeceres.
De juegos y risas. De siluetas amándose bajo las estrellas del firmamento.
De frescas y eternas noches, donde la luna sale a cabalgar con atuendo inmortal, entre perfumes de jazmines y esencias de madreselva



Mediodía en la playa del Saler, al sur de Valencia. Hoy, dos horas al sol... ¡Qué bueno!




 
 
***
 
 

miércoles, 1 de octubre de 2008

"Asubio"


Quiero habitar el Asubio.


Quiero habitar el Asubio, a resguardo de la lluvia, de la intemperie, de los caprichos del viento, del frío húmedo y riguroso de las costas norteñas.  Allí donde al calor de la lumbre leamos, haya espacio para el pensamiento y  para los largos paseos. Donde me hables de quimeras y contemple en tus ojos la riqueza que te dejó el camino hacia Ítaca.

Y quiero habitarlo contigo, cuando ya nada pueda interponerse entre los dos, cuando ya nada esperemos “personalmente exaltante”.
 Sin embargo no quiero que tú seas el enigmático y al fin odioso Juan Campos ni yo el fantasma de la ausente Matilda Turpin o su sustitutiva nuera Angélica.
No quiero las gentes ni el Asubio de Álvaro Pombo.

Quiero ser-contigo "El Asubio"…el tuyo, el mío…





***