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viernes, 11 de marzo de 2011

Mi nombre


Dracula: Absinthe is the aphrodisiac of the soul. The green fairy who lives in the absinthe wants your soul. But you are safe with me.
Mina: Tell me, Prince, tell me of your home.
Dracula: The most beautiful place in all creation.
Mina: Yes, it must be. A land beyond a great, vast forest surrounded by majestic mountains, lush vineyards, and flowers of such frailty and beauty as to be found nowhere else.
Dracula: You describe my home as if you had seen it firsthand.
Mina: It's your voice, perhaps. It's so familiar. It's like a...it's like a voice in a dream I cannot place, and it comforts me.
Both: When I am alone.
Mina: And what of the princess?
Dracula: Princess?
Mina: There is always a princess with gowns flowing white. Her face...her face is the river. The princess, she is the river filled with tears and with sadness and with heartbreak.
Dracula: There was a princess...Elisabetta. She was the most radiant woman in all the empires of the world. Man's deceit took her from her ancient prince. She leapt to her death into the river that you spoke of. In my mother's tongue, it is called "Artzeche (or Arges?)", River Princess.


From the Film: Dracula (1992)
Directed by: Francis Ford Coppola
An adaptacion of Bram Stoker's novel


 
- "Absenta es el afrodisíaco del alma. El hada verde que vive en la absenta quiere tu alma, pero tú estás a salvo conmigo. "
- "Háblame, príncipe, háblame de tu hogar. "
- "El lugar más hermoso de toda la creación."
- "Sí, tiene que serlo. Una tierra más allá de un bosque grande y vasto, rodeada de montañas majestuosas, ubérrimos viñedos, flores de tal fragilidad y belleza como no se encuentran en ningún sitio."
- "Has descrito mi lugar como si lo conocieras perfectamente."
- "Es tu voz, tal vez. Es tan familiar. Es... como una voz en un sueño que no puedo situar, y me conforta."
- "Cuando estoy a solas."
- "¿Y que me cuentas de la princesa?"
- "¿Princesa?"
- " Siempre hay una princesa con deslizantes vestidos blancos y su rostro, su rostro es un río. La princesa es un río lleno de lágrimas de tristeza y congoja."
- " Hubo una princesa,...Elisabetta. Era la mujer más radiante de todos los imperios del mundo. El engaño humano se la arrebató a su antiguo príncipe, saltó hacia su muerte en el río del que has hablado. En mi lengua materna se le llama  Archís, Río Princesa. "


***

Tengo nombres escondidos, mis "otros nombres".


***


martes, 26 de octubre de 2010

Deletrea de Eritrea, princesa


En cuanto se termina una comida o se acaba un baile,
la princesa Deletrea de Eritrea se larga la primera y sube la escalera
de los mil escalones que lleva a los salones de la gran biblioteca.

Lee todo lo que encuentra: novela, poesía, cuento, filosofía y hasta las revistas del cotilleo.

Está escribiendo la historia de su vida, su biografía
(por el momento tres volúmenes de quinientas cincuenta y siete páginas).   

Anda en busca de unas gafas
con las que sus ojos no se fatiguen.
Sueña con días divididos por capítulos,
a los que ella podría poner título.
Se expresa con rimas, siempre habla en verso
y se sabe el diccionario de memoria.




Princesas olvidadas o desconocidas. Philippe Lechermeier y Rébecca Dautremer


***

viernes, 1 de octubre de 2010

"El país de las hadas"

La princesa duerme, tendida en la lejana orilla de los siete mares infranqueables.
Soy el único en el mundo que puede encontrarla.
Sus brazos están cubiertos de brazaletes y de sus orejas penden largas pedrerías. Su cabellera ondula hasta el suelo.
Cuando la toque con mi varita mágica, despertará, y si sonríe las más bellas joyas caerán de sus labios.
¿Quieres, madrecita, que te lo diga al oído?
La princesa está en un rincón de nuestra azotea, allí donde está la maceta de la albahaca.

"La luna nueva". Rabindranath Tagore

Avalón...

***


domingo, 4 de julio de 2010

Adverbios

Quizá, tal vez, a lo mejor, probablemente, igual, acaso... el 9 de agosto escriba una entrada:

Tal día como hoy me llamaste "princesa"

Aunque, lo más seguro, más bien, lo mismo, posiblemente... ese día no pueda escribir nada.
Estaré demasiado ocupada recorriendo India sur.


***


martes, 8 de junio de 2010

Nieves del Mar

Te pusieron nombre de princesa de cuento.

Al escuchar la canción, "Tanto tiempo esperándote", supe que había llegado el momento de hablarme de ti, pequeña. Han pasado días y días. No sé cómo hacerlo, me digo. Diez años son... muchos años.

Hoy te he encontrado entre mis  viejos álbumes de fotografía. Estamos las dos sujetando a Mara en una instantánea veraniega, allá por el 90. Nada de lo que hoy es se adivina en ella, ni en mis gestos ni en tu sonrisa. Las dos con coletilla, tú por siempre intacta y eterna;  yo... la joven de aquel entonces.

Nieves del Mar ¡Cuánto tiempo sin oír tu nombre! Lo he pronunciado bajito y lentamente. Mientras lo saboreaba he notado un extraño tintineo. La segunda vez me lo he escuchado decir como tus padres solían hacerlo, cantarín, largo y de un tirón.

Dejo el coche a la vera del camino. Serpentea grácil entre pinos y dunas hasta tu rincón, la gran roca, el lugar exacto donde tu padre dejó a merced del azul del mar tu recuerdo en gris.
Y me siento a hablar contigo, frente a estas aguas que te acogen. Me siento en la punta de Tarifa, en esa roca donde te gustaba pasar días y días de playa y mar. Escucho el oleaje bravío de esta parte de la costa sureña. Hoy hace viento, ¡cómo no!, el viento molesto , el interminable viento que salpica incesante el Estrecho.

 Fuiste una princesa digna de ser reina, dulce, delicada y guapa. En ti confluía una  extraña mezcla de rasgos moros y tartesos,  ojos oscuros, grandes y rasgados revoloteando en piel clara y cabello rubio. Recuerdo tu mimosa voz: "...una rosa es una rosa..."

La Muerte, envidiosa de tu hermosura fue a buscarte un día de abril. Adivinó el momento propicio en un tramo de carretera recto, aparentemente sin ningún tipo de dificultad, apenas pasada Tortosa. Apeló a la debilidad humana , al sueño, para arrancarte, presta, de tu lugar en el mundo y seguir alimentando así, la maldición de las hembras de la familia.
La oscura reina se presentó al dar las campanadas del mediodía . El sol lucía alto y también allí hacía viento.

Todo se arremolinó en un vértigo incontrolable: el asfalto, la angustiosa prisa por llegar hasta ti, el sonido del helicóptero sesgando la tarde, el dispositivo de respiración asistida que, paradójicamente, me daba calma, estabas sumergida y no sufrías, la espera, la esperanza y la desesperanza y por fin la mole aquella de piedra gris.

Luchaste contra ella valiente. Todos luchamos por ti mientras la primavera injusta resplandecía en todo su apogeo. El ocho de mayo, la parca se cansó de jugar contigo a vencedores y vencidos.

En aquel lugar inhóspito de Barcelona donde te vi por última vez, en aquel frío lugar de piedra gris me recordaste a otra princesa de cuento de hadas. Te vi en Blancanieves, bella y hermosa, encerrada en tu urna de cristal.
Pero tú no despertaste cuando tu desconsolado caballero te beso. Desesperado, se volvió sombra tuya al paso del tiempo, arrastrándose incansable, buscando saciar su deseo de envolverse contigo.

Vives en tu padre, Nieves del Mar. Cada vez que escucho su voz en la lejanía, tú te filtras entre su cadenciosa voz, te asomas al mundo y me saludas, niña, para siempre eterna.


***

lunes, 17 de mayo de 2010

"Idea profunda nº 9"

La señora Michel tiene “la elegancia del erizo”: por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes.
...el señor Ozu me dijo que apostaba a que era una princesa clandestina y erudita.

"La elegancia del erizo".
Muriel Barbery

Lúcido y genial, como tú. Sumamente inteligente, como tú. Repleto de ideas peregrinas y originales, como tú.


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domingo, 11 de abril de 2010

"Mathilde Wesendonck"

“Wagner me relegó de prisa. Apenas me reconoció cuando fui a Bayreuth. Y, sin embargo, yo soy Isolda”

Frase dicha por Mathilde en un libro de Louis de Fourcaud sobre Richard Wagner.

He aquí un poema de Mathilde publicado en su colección de 1862, poco tiempo después de que Wagner desapareciera de su vida.

“La Mujer abandonada”

Dí ¿por qué esta separación amarga?
Te llevas contigo toda mi felicidad.
¿Debo soportar yo el peso para ahorrártelo a ti?
¡Antes deja que vuelva a ser la que era!

Devuélveme la paz tan pura
que tu mirada robó de mi interior:
a aquélla de quien ha huido la felicidad del amor,
evítale también la pena del amor.

Tú me diste acceso a las alegrías del cielo
mediante un santo beso;
¡Ay! Se convirtió en la fuente de las lágrimas
que ya nunca podré dejar de verter.

¡Oh! Que nunca en los lejanos años
mi imagen aflija tu espíritu:
que no llegues a dudar nunca
de lo ardientemente que te he amado.

Suplico al cielo que vierta sobre tu cabeza
mis más abundantes bendiciones;
¡Suspiro para que se me escuche pronto
por una tumba solitaria y tranquila!
                                      
                                                                 Mathilde Wesendonck


***


viernes, 9 de abril de 2010

"El hombre del crepúsculo"


Judith Cabaud dice en su libro: "... cada tarde, a las cinco, “el hombre del crepúsculo”, como le llamará ella misma, penetra como ráfaga de viento en el suntuoso Hotel Baur en el Lago de Zurich y sube de cuatro en cuatro los escalones hasta la suite que ocupa la familia Wesendonck en espera de que se emprenda la construcción de su propia villa. Se instala en el salón, al piano, y toca para la maravillada joven los compases compuestos en su casa esa misma mañana"

Mathilde Wesendonck, escribió este hermoso texto,  "Der Engel"  (El Ángel),  describiendo la aparición de Wagner en su vida:


In der Kindheit frühen Tagen             
Hört ich oft von Engeln sagen,
Die des Himmels hehre Wonne
Tauschen mit der Erdensonne,

Daß, wo bang ein Herz in Sorgen
Schmachtet vor der Welt verborgen,
Daß, wo still es will verbluten,
Und vergehn in Tränenfluten,
Daß, wo brünstig sein Gebet
Einzig um Erlösung fleht,
Da der Engel niederschwebt,
Und es sanft gen Himmel hebt.

Ja, es stieg auch mir ein Engel nieder,
Und auf leuchtendem Gefieder
Führt er, ferne jedem Schmerz,
Meinen Geist nun himmelwärts.

***

En los primerísimos días de mi infancia
a menudo oía unos ángeles que decían,
que abandonarían la maravillosa felicidad del Cielo
a cambio del sol de la tierra.

De igual modo cuando un corazón desesperado
esconde al mundo su sufrimiento,
cuando silenciosamente empieza a sangrar
y se deshace en mares de lágrimas,
cuando ardientemente comienza a rezar                
para quedar liberado de su desgracia
entonces, su ángel desciende junto a él
y dulcemente le transporta hasta el Cielo.

Junto a mi también ha descendido un ángel,
y sobre sus centelleantes alas
transporta, alejándola de toda pena,
mi alma hacia el recinto celestial.





Wagner compuso las Wesendonck Lieder (1858) basadas en cinco poemas de Mathilde: "Der Engel" (El ángel), "Stehe Still" (Detente), "Im Treibhaus" (en el invernadero),  "Schmerzen" (penas) y "Träume" (sueños)










***


jueves, 8 de abril de 2010

Gottfried von Strassburg

Tristán e Isolda es una leyenda medieval. Una de sus versiones más antiguas data de 1210 y fue escrita por Gottfried Von Strassburg.


Es un canto al amor cortés que tan de moda se hallaba en las cortes europeas de la época y nos habla del legendario amor que padecen sus protagonistas.
Cuando el rey Marke de Cornualles acepta desposarse con Isolda "la del cabello de oro" manda a su sobrino Tristán a la corte del rey de Irlanda y pide en matrimonio a Isolda en nombre de su tío. Cuando se dirigen de regreso a Cornualles, beben accidentalmente una pócima que estaba destinada al rey e Isolda y ello produce que Tristán e Isolda se enamoren profunda y absolutamente.


La traducción de la obra de Gottfried por Bern Dietz dice en su prólogo: 

Esta composición de 19.548 versos, inconclusa constituye la primera novela de amor en el sentido moderno. La pieza de Gottfried von Strassburg es una de las cimas de la literatura medieval europea y sin embargo está dotada de una perturbadora osadía que cabe atribuir a la modernidad con que aborda la problemática del adulterio a la luz de la psicología amorosa.

Ignoramos casi todo de su autor. No hay crónica o testimonio contemporáneo que nos transmita su nombre con cierta seguridad. Sabemos que Gottfried es el autor porque los dos continuadores de su libro, Ulrich von Türheim y Heinrich von Freiberg así nos lo confirman y una larga retahíla de autores posteriores que lo elogian porque estableció unos presupuestos estéticos ejemplares. Los manuscritos más antiguos proceden de Alsacia y Estrasburgo. Las incógnitas permanecen al intentar averiguar la profesión o el estrato social de nuestro personaje. Sus seguidores le llaman: meister, luego no pudo pertenecer a la nobleza. El término puede aludir a una cualificación profesional en un burgués o quien ha pasado por las siete artes liberales hasta acceder al grado de magister.
Ello cuadraría bien con la extraordinaria cultura y erudición exhibidas por Gottfried que revela amplios conocimientos de teología, mitología, música y jurisprudencia. No sabemos si frecuentó alguna universidad. Meister podría indicar también una posición docente en alguna institución religiosa. Es una novela ambivalente puesto que es una novela cortesana que se abre a nuevos valores burgueses.

Fue compuesto entre 1205 y 1210 llegando hasta nosotros once manuscritos y doce fragmentos. Lo que indica gran popularidad.

 La historia de Tristán e Isolda era todo menos novedosa y Gottfried, como buen escritor medieval, no se propone otra cosa que ofrecer su versión. La leyenda es de origen probablemente celta. Ranke en 1930 distingue tres fases en el desarrollo de su argumento: La primera etapa sería el sustrato celta primitivo que no ha llegado a nosotros y cuyos polos serían el viaje en barco hacia lo desconocido ( el primer viaje de Tristán buscando la curación de sus heridas) y el relato de la huída de los amantes (derivado luego al episodio de la gruta). Un segundo momento cuando se introduce la pócima de amor y la tercera fase que añadiría la historia de los padres de Tristán, previa a su nacimiento, la huída de la pareja, su retorno a la corte, la separación y el encuentro con la otra Isolda, la de las manos blancas.




                                               Tristán e Isolda vigilados por el rey Marke. Detalle de un cofre s XIV

 
Estrechamente relacionadas están la versión del normando Béroul y la de Eilhart von Oberge (primera versión en lengua alemana datada hacia 1170). Esta versión se nos ha transmitido completa aunque sea una versión tardía. Incompletas son las de Bèroul, Thomas d'Anglaterre o Gottfried von Strassburg. Tanto la versión de Béroul como la de Eilhart pertenecen a la tradición juglaresca más que a la cortesana. Comparándolas con las de Thomas d' Anglaterre o Gottfried son más realistas e ingenuas y están dotadas de un populismo destinado a entretener. La estructura narrativa está menos elaborada sin encontrar motivaciones psicológicas o explicativas. Sin embargo los valores cortesanos son suficientes para reconocer el valor transgresor característico del amor que une a los dos amantes. Restan virulencia a la contradicción existente entre la independencia del amor y el orden social establecido valiéndose del recurso del filtro mágico que desencadena la tragedia. Tal circunstancia exculpa parcialmente a Tristán e Isolda, quien además se ven castigados, al tener que padecer una vida de privaciones en el bosque tras su huída de la corte.

Los continuadores de la novela de Gottfried basan su labor en Eilhart, aunque no está probado que Gottfried partiera de éste. Sin embargo sí que menciona a Thomas y dice que se atiene a su obra. Parece que éste fue el primero en adaptar el tema al gusto y expectativas del público cortesano. Tiene su argumento mayor coherencia y verosimilitud psicológica y profundiza en la poderosa noción del amor, poder autónomo y elemental, capaz de romper las normas e imposiciones de la convención social. Hasta entonces el deseo insatisfecho no rompe el orden social, ahora aborda la abierta exposición del conflicto entre la pasión de los amantes y al normativa social. Ello desencadenará la tragedia al dividir dolorosamente la consciencia individual.

La irreverencia de Gottfried hacia unos valores fundamentales en el Medievo nos impulsan a pensar en nuevos aires renacentistas.

Sus aportaciones no sólo amplían la historia sino que incrementan la verosimilitud del relato, estructurando su desenvolvimiento a partir de la motivaciones psicológicas de la acción. Gottfried es el primero en explicar el primer viaje de Tristán a Irlanda como una decisión consciente a fin de intentar lograr la curación de su herida y no como mera salida hacia lo desconocido. Intenta unir los hechos en una trama lógica y coherente, lo cual supone un avance importante. El hombre medieval gusta más de una gran diversidad de acontecimientos que de un engarce narrativo consecuente totalmente inhabitual en la edad Media. Importante es también el matiz respecto al papel de la poción mágica. En Thomas la poción carece de valor mágico y simbólico, Gottfried sugiere veladamente que el amor entre Tristán e Isolda pudo haber comenzado antes de consumirla. Concediéndole al bebedizo una función menos mecánica y una énfasis en la primacía del sentimiento y la pasión frente a los imperativos sociales.




                                                                "Tristán e Isolda. El brevaje" Delville


He echado en falta una traducción más cuidada, más armoniosa, más poética en muchos pasajes. Se prestaba a ello.


***


martes, 30 de marzo de 2010

"Liebestod"

"Muerte de amor", aria final  de Isolda en el drama musical  "Tristán e Isolda" de Richard Wagner.


Mild und leise wie er lächelt,               Cuán dulce y suave sonríe,
wie das Auge hold eröffnet            como se entreabren sus ojos tiernamente
seht ihr's, Freunde? Seht ihr's nicht?   ¿Le veis, amigos? ¿No le veis?...
Immer lichter wie er leuchtet,              ¡Cómo resplandece con luz creciente!
Stern-umstrahlt hoch sich hebt?         Cómo se alza rodeado de estrellas
Seht ihr's nicht? Wie das Herz ihm  ¿No le veis? ¡Cuán valiente y henchido
mutig, schwillt, voll und hehr      lleno y sublime, se le inflama el corazón
in Busen ihm quillt.                           en el pecho!

Wie den Lippen, wonnig mild,         Y de sus labios deleitosos y suaves
süßer Atem sanft entweht:                  fluye un hálito dulce y puro:
 Freunde! Seht!                                  ¡Amigos, mirad!
Fühlt und seht ihr's nicht?             ¿No le percibís?¿No le veis?
Höre ich nur                                    ¿Tan sólo oigo yo esa melodía
 diese Weise,                                     que tan maravillosa y quedamente
die so wunder voll und leise,          suena desde su interior
Wonne klagend, alles sagend,       en delicioso lamento, que todo lo revela,
mild versöhnend                        en tierno consuelo, gentil reconciliación
aus ihm tönend,                             penetrando en mí, elevándose
in mich dringet, auf sich schwinget,      en dulces ecos
hold erhallend, um mich klinget?         que resuenan en mí?
Heller schallend, mich umwallend,  Esa clara resonancia que me circunda
sind es Wellen sanfter Lüfte?                 ¿Son olas de deliciosas brisas?
Sind es Wogen wonniger Düfte?    ¿Son nubes de aromas embriagadores?
Wie sie schwellen, mich umrauschen,    ¡Cómo se dilatan y me envuelven!
soll ich atmen, soll ich lauschen?         ¿Debo aspirarlas? ¿Debo percibirlas?
Soll ich schlürfen, untertauchen?        ¿Debo saborearlas o sumergirme?
Süß in Düften mich verhauchen?    ¿O fundirme en sus dulces fragancias?
In dem wogenden Schwall                En el fluctuante torrente
in dem tönendem Schall,                 en la resonancia armoniosa,
in des Weltatems wehendem All      en el infinito hálito del alma universal,
ertrinken, versinken,                        en el gran Todo, perderse, sumergirse,
unbewußt höchste Lust!                   sin conciencia... ¡supremo deleite!


 


***

sábado, 27 de marzo de 2010

Un cuadro





El cuadro que vi en el "Centre del Carme", el invierno de 2006, me impactó por sus dimensiones (160 x 240 cm), por sus tornasolados colores, por la atmósfera quieta y difuminada, pero sobre todo por la composición de las figuras.
Me cautivó desde el  primer momento la posición de los cuerpos yacentes en medio del prado.
  
Miré el título: "Muerte de Tristán e Isolda"   

Se me esfumó el tiempo contemplándolo. Cuando al fin pude apartarme de él, mis ojos volvían una y otra vez  a buscarlo. Desde otro cuadro, desde otro ángulo de la sala, mi mirada buscaba insistente el objeto que la había seducido. Antes de marcharme volví a acercarme. Duermen un sueño eterno, pensé.


Me marché del Carme. El nombre del pintor se desvaneció tan pronto como salí del recinto. Sin embargo, su obra no se me olvidó. Este cuadro me ha perseguido en sueños.

Más tarde, al escuchar el aria final del drama de Wagner, el liebestod, ese aria romántica por excelencia, que es el "Dolce e calmo", es cuando entenderé el cuadro. Para el mundo Tristán está muerto, pero para Isolda vive. El pintor refleja acertadamente los sentimientos de ella al final de este drama operístico. El cuadro es Isolda. Ella completamente expuesta y entregada.
Silencio, soledad...Isolda.

Esta pintura se convirtió desde el primer instante en una imagen sugerente y en un referente. Retomé el libro de Strassburg y lo releí a finales de 2007. Un año después, en otoño de 2008 reaparece la historia, reaparece el cuadro, pero... ¿Y el nombre del pintor? Internet, enciclopedias, libros de pintura, nada. Acudo por fin a una compañera, especialista en historia del arte. A los pocos días llega la respuesta: Rogelio de Egusquiza.

¿Qué decir de estos enamorados? El atardecer los encontrará inertes y los arropará con una sonrosada, nacarada y mágica luz. Los colores de su piel se oponen, como la vida y la muerte.  Los amantes muertos, se vuelven, sin embargo, inmortales a través de nuestros ojos; los ojos de aquellos que contemplamos su drama, los ojos del espectador. Es Isolda la que otorga la inmortalidad a Tristán con su elección, seguirle en su periplo más allá de la muerte. Irradia un dramatismo calmo, reposado, sutil.

No hay rigidez en su muerte. Su postura se derrama, literalmente, cubriendo el cuerpo del amado, tranquila y descansada. Transmite calma y un deseo de entrar en su mismo sueño como ellos, con ellos. Serena amante, suave, vaporosa, pura, sensual, y confiada en su amoroso final. La fría muerte no es tal con esas tonalidades cálidas y asalmonadas y con su cuerpo  en  posición tan inusual.
                                                                                         
Por siempre duermen Tristán e Isolda, Isolda y Tristán, su sueño de amor eterno.
Una de las leyendas dice que un rosal y una vid crecerán y se enredarán sin que el hacha del rey Marke pueda evitarlo.

En medio del prado, encima de la hierba, dos cuerpos yacen. Las rosas y el infinito horizonte serán ofrenda perpetua en su tumba.

Una historia de 3 años con Isolda.


"Tristán e Isole.  La Muerte".
 Rogelio de Egusquiza 1845-1915.
Lienzo: 160x240 cm.
Colección Museo de Bellas Artes de Bilbao.


***


viernes, 19 de junio de 2009

CANCIÓN DEL JINETE

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.
*
Federico García Lorca







Recorro el poema y entono el canto.
Día tras día lo canto para ti.

Entre las notas de mi partitura, mi dolor desgarrado y tú.  
¡Ay,  tú, hermana, eterna en Córdoba!

¿Dónde estás, muchacha pequeña y frágil? ¿Dónde habitas, dulce niña? ¿Quién se recrea ahora en tus finos cabellos y en aquellos ojos moros de azabache?

Un alma blanca que se deslizó de puntillas por nuestra vida. ¡Qué bella mirada poseías! ¡Cuánta dulzura derramabas a tu paso! ¡Y aquel deje andaluz! Se lo llevó el río Guadalquivir una tarde de marzo, mientras entonabas el canto, montada en tu "jaca negra y valerosa"

Una larga noche de "luna roja" y las voces dejaron de sonar.

Concluiste tu vida como Virginia Woolf para Bernard en el final de “las olas”: “¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh muerte!”
Fuiste amortajada con todos los dolores  y todas las lágrimas nuestras.

¡Álzate inmortal "desde las torres de Córdoba"!


No me dejan bajar a acompañarte. Mis guardianes me impiden cruzar el umbral del lugar donde yaces. Demasiado inhóspito y gris, huele al frío de la dama oscura. Me helaría el corazón y me moriría.


¿Por qué? ¿Por qué?
Tú, "lejana y sola!
Tú, princesa mora.
Tú, mi hermana.

...Miro Córdoba desde la lejanía.

***