viernes, 19 de junio de 2009

CANCIÓN DEL JINETE

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.
*
Federico García Lorca







Recorro el poema y entono el canto.
Día tras día lo canto para ti.

Entre las notas de mi partitura, mi dolor desgarrado y tú.  
¡Ay,  tú, hermana, eterna en Córdoba!

¿Dónde estás, muchacha pequeña y frágil? ¿Dónde habitas, dulce niña? ¿Quién se recrea ahora en tus finos cabellos y en aquellos ojos moros de azabache?

Un alma blanca que se deslizó de puntillas por nuestra vida. ¡Qué bella mirada poseías! ¡Cuánta dulzura derramabas a tu paso! ¡Y aquel deje andaluz! Se lo llevó el río Guadalquivir una tarde de marzo, mientras entonabas el canto, montada en tu "jaca negra y valerosa"

Una larga noche de "luna roja" y las voces dejaron de sonar.

Concluiste tu vida como Virginia Woolf para Bernard en el final de “las olas”: “¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh muerte!”
Fuiste amortajada con todos los dolores  y todas las lágrimas nuestras.

¡Álzate inmortal "desde las torres de Córdoba"!


No me dejan bajar a acompañarte. Mis guardianes me impiden cruzar el umbral del lugar donde yaces. Demasiado inhóspito y gris, huele al frío de la dama oscura. Me helaría el corazón y me moriría.


¿Por qué? ¿Por qué?
Tú, "lejana y sola!
Tú, princesa mora.
Tú, mi hermana.

...Miro Córdoba desde la lejanía.

***