“Wagner me relegó de prisa. Apenas me reconoció cuando fui a Bayreuth. Y, sin embargo, yo soy Isolda”
Frase dicha por Mathilde en un libro de Louis de Fourcaud sobre Richard Wagner. He aquí un poema de Mathilde publicado en su colección de 1862, poco tiempo después de que Wagner desapareciera de su vida.
“La Mujer abandonada”
Dí ¿por qué esta separación amarga?
Te llevas contigo toda mi felicidad.
¿Debo soportar yo el peso para ahorrártelo a ti?
¡Antes deja que vuelva a ser la que era!
Devuélveme la paz tan pura
que tu mirada robó de mi interior:
a aquélla de quien ha huido la felicidad del amor,
Judith Cabauddice en su libro: "... cada tarde, a las cinco, “el hombre del crepúsculo”, como le llamará ella misma, penetra como ráfaga de viento en el suntuoso Hotel Baur en el Lago de Zurich y sube de cuatro en cuatro los escalones hasta la suite que ocupa la familia Wesendonck en espera de que se emprenda la construcción de su propia villa. Se instala en el salón, al piano, y toca para la maravillada joven los compases compuestos en su casa esa misma mañana"
Mathilde Wesendonck, escribió este hermoso texto, "Der Engel" (El Ángel), describiendo la aparición de Wagner en su vida:
In der Kindheit frühen Tagen
Hört ich oft von Engeln sagen,
Die des Himmels hehre Wonne
Tauschen mit der Erdensonne,
Daß, wo bang ein Herz in Sorgen
Schmachtet vor der Welt verborgen,
Daß, wo still es will verbluten,
Und vergehn in Tränenfluten,
Daß, wo brünstig sein Gebet
Einzig um Erlösung fleht,
Da der Engel niederschwebt,
Und es sanft gen Himmel hebt.
Ja, es stieg auch mir ein Engel nieder,
Und auf leuchtendem Gefieder
Führt er, ferne jedem Schmerz,
Meinen Geist nun himmelwärts.
***
En los primerísimos días de mi infancia
a menudo oía unos ángeles que decían,
que abandonarían la maravillosa felicidad del Cielo
a cambio del sol de la tierra.
De igual modo cuando un corazón desesperado
esconde al mundo su sufrimiento,
cuando silenciosamente empieza a sangrar
y se deshace en mares de lágrimas, cuando ardientemente comienza a rezar para quedar liberado de su desgracia entonces, su ángel desciende junto a él y dulcemente le transporta hasta el Cielo.
Junto a mi también ha descendido un ángel, y sobre sus centelleantes alas transporta, alejándola de toda pena, mi alma hacia el recinto celestial.
Wagner compuso las Wesendonck Lieder (1858) basadas en cinco poemas de Mathilde: "Der Engel" (El ángel), "Stehe Still" (Detente), "Im Treibhaus" (en el invernadero), "Schmerzen" (penas) y "Träume" (sueños)
Tristán e Isolda es una leyenda medieval. Una de sus versiones más antiguas data de 1210 y fue escrita por Gottfried Von Strassburg.
Es un canto al amor cortés que tan de moda se hallaba en las cortes europeas de la época y nos habla del legendario amor que padecen sus protagonistas.
Cuando el rey Marke de Cornualles acepta desposarse con Isolda "la del cabello de oro" manda a su sobrino Tristán a la corte del rey de Irlanda y pide en matrimonio a Isolda en nombre de su tío. Cuando se dirigen de regreso a Cornualles, beben accidentalmente una pócima que estaba destinada al rey e Isolda y ello produce que Tristán e Isolda se enamoren profunda y absolutamente.
La traducción de la obra de Gottfried por Bern Dietz dice en su prólogo:
Esta composición de 19.548 versos, inconclusa constituye la primera novela de amor en el sentido moderno. La pieza de Gottfried von Strassburg es una de las cimas de la literatura medieval europea y sin embargo está dotada de una perturbadora osadía que cabe atribuir a la modernidad con que aborda la problemática del adulterio a la luz de la psicología amorosa.
Ignoramos casi todo de su autor. No hay crónica o testimonio contemporáneo que nos transmita su nombre con cierta seguridad. Sabemos que Gottfried es el autor porque los dos continuadores de su libro, Ulrich von Türheim y Heinrich von Freiberg así nos lo confirman y una larga retahíla de autores posteriores que lo elogian porque estableció unos presupuestos estéticos ejemplares. Los manuscritos más antiguos proceden de Alsacia y Estrasburgo. Las incógnitas permanecen al intentar averiguar la profesión o el estrato social de nuestro personaje. Sus seguidores le llaman: meister, luego no pudo pertenecer a la nobleza. El término puede aludir a una cualificación profesional en un burgués o quien ha pasado por las siete artes liberales hasta acceder al grado de magister. Ello cuadraría bien con la extraordinaria cultura y erudición exhibidas por Gottfried que revela amplios conocimientos de teología, mitología, música y jurisprudencia. No sabemos si frecuentó alguna universidad. Meister podría indicar también una posición docente en alguna institución religiosa. Es una novela ambivalente puesto que es una novela cortesana que se abre a nuevos valores burgueses.
Fue compuesto entre 1205 y 1210 llegando hasta nosotros once manuscritos y doce fragmentos. Lo que indica gran popularidad.
La historia de Tristán e Isolda era todo menos novedosa y Gottfried, como buen escritor medieval, no se propone otra cosa que ofrecer su versión. La leyenda es de origen probablemente celta. Ranke en 1930 distingue tres fases en el desarrollo de su argumento: La primera etapa sería el sustrato celta primitivo que no ha llegado a nosotros y cuyos polos serían el viaje en barco hacia lo desconocido ( el primer viaje de Tristán buscando la curación de sus heridas) y el relato de la huída de los amantes (derivado luego al episodio de la gruta). Un segundo momento cuando se introduce la pócima de amor y la tercera fase que añadiría la historia de los padres de Tristán, previa a su nacimiento, la huída de la pareja, su retorno a la corte, la separación y el encuentro con la otra Isolda, la de las manos blancas.
Tristán e Isolda vigilados por el rey Marke. Detalle de un cofre s XIV
Estrechamente relacionadas están la versión del normando Béroul y la de Eilhart von Oberge (primera versión en lengua alemana datada hacia 1170). Esta versión se nos ha transmitido completa aunque sea una versión tardía. Incompletas son las de Bèroul, Thomas d'Anglaterre o Gottfried von Strassburg. Tanto la versión de Béroul como la de Eilhart pertenecen a la tradición juglaresca más que a la cortesana. Comparándolas con las de Thomas d' Anglaterre o Gottfried son más realistas e ingenuas y están dotadas de un populismo destinado a entretener. La estructura narrativa está menos elaborada sin encontrar motivaciones psicológicas o explicativas. Sin embargo los valores cortesanos son suficientes para reconocer el valor transgresor característico del amor que une a los dos amantes. Restan virulencia a la contradicción existente entre la independencia del amor y el orden social establecido valiéndose del recurso del filtro mágico que desencadena la tragedia. Tal circunstancia exculpa parcialmente a Tristán e Isolda, quien además se ven castigados, al tener que padecer una vida de privaciones en el bosque tras su huída de la corte.
Los continuadores de la novela de Gottfried basan su labor en Eilhart, aunque no está probado que Gottfried partiera de éste. Sin embargo sí que menciona a Thomas y dice que se atiene a su obra. Parece que éste fue el primero en adaptar el tema al gusto y expectativas del público cortesano. Tiene su argumento mayor coherencia y verosimilitud psicológica y profundiza en la poderosa noción del amor, poder autónomo y elemental, capaz de romper las normas e imposiciones de la convención social. Hasta entonces el deseo insatisfecho no rompe el orden social, ahora aborda la abierta exposición del conflicto entre la pasión de los amantes y al normativa social. Ello desencadenará la tragedia al dividir dolorosamente la consciencia individual.
La irreverencia de Gottfried hacia unos valores fundamentales en el Medievo nos impulsan a pensar en nuevos aires renacentistas.
Sus aportaciones no sólo amplían la historia sino que incrementan la verosimilitud del relato, estructurando su desenvolvimiento a partir de la motivaciones psicológicas de la acción. Gottfried es el primero en explicar el primer viaje de Tristán a Irlanda como una decisión consciente a fin de intentar lograr la curación de su herida y no como mera salida hacia lo desconocido. Intenta unir los hechos en una trama lógica y coherente, lo cual supone un avance importante. El hombre medieval gusta más de una gran diversidad de acontecimientos que de un engarce narrativo consecuente totalmente inhabitual en la edad Media. Importante es también el matiz respecto al papel de la poción mágica. En Thomas la poción carece de valor mágico y simbólico, Gottfried sugiere veladamente que el amor entre Tristán e Isolda pudo haber comenzado antes de consumirla. Concediéndole al bebedizo una función menos mecánica y una énfasis en la primacía del sentimiento y la pasión frente a los imperativos sociales.
"Tristán e Isolda. El brevaje" Delville
He echado en falta una traducción más cuidada, más armoniosa, más poética en muchos pasajes. Se prestaba a ello.
Rogelio de Egusquiza y Barrena (Santander 1845 - Madrid 1915), pintor, escultor y grabador, nacido en Astilleros, Santander. Culto y melómano, es un gran desconocido para el público. "El ilustre olvidado" le llamará Diego Bedia Casanueva, experto en arte, cuando aborde la figura de este personaje. Es escasa la biografía encontrada y apenas ha sido objeto de materia de investigación.
En un primer momento se dedica a la pintura de historia, dará paso al retrato de la alta sociedad y a escenas de género. En 1879 viaja a Munich para asistir a la representación de la tetralogía de "El anillo del Nibelungo" quedando tan impactado, que dedicará sus veinte años posteriores a la pintura wagneriana. Solo la dejará a final de siglo para concentrarse en el siglo de Oro español.
Está vinculado al Wagnerianismo madrileño. Este pintor montañés fue admirador y amigo de Wagner. La obra del músico ejercerá enorme influencia en su pintura. Mantuvo relación personal con el compositor alemán y su mujer Cósima, siendo uno de los escasísimos españoles que logró entrar en la intimidad del círculo del Wagner junto a español el doctor José de Letamendi o Joaquín Marsillach. Se relacionó con pintores de su tiempo como Mariano Madrazo y Fortuny, Ricardo Madrazo, Beruete y Moret, Cecilio Plá... los cuales conocieron la obra de Wagner por Egusquiza.
La mayor parte de su obra wagneriana se desarrolló en París, donde fijó su residencia. Sus cuadros estudian la naturaleza del personaje e intentan transmitir su sentido y su estado anímico a partir de la expresión corporal.
Paloma Ortíz de Urbina Sobrino en su trabajo "La huella de Richard Wagner en la pintura española" dice de este personaje cultivado, polifacético y europeísta , y citando a Berruete, que "su temperamento y su competencia musical (tocaba el órgano y el piano e interpretaba las obras de su querido amigo) le inclinaron a la filosofía de Shopenhauer y a las artes alemanas, allá por el año 1876.
Su admiración por Wagner fue tal que le llevó a visitar Bayreuth en 1879. Manteniendo a partir de entonces contacto con el compositor alemán. El "Parsifal" de 1882 marcó mucho su trayectoria pictórica. Mariano Fortuny y Madrazo dice que volvió de Bayreuth "completamente transformado y fascinado. Sólo veía armonías simples, líneas severas, entonaciones grises y austeras".
E igual que Wagner, se preocupó del tratamiento de la luz sobre la escena. Suprimir la iluminación inferior a favor de una superior, más espiritual. Son pinturas que evocan austeridad, recogimiento, soledad, concentración, pureza, espiritualidad.
Obras más significativas: Sus dos grandes lienzos, "Tristán e Isolda. La Vida" y "Tristán e Isolda. La Muerte", Retrato de Wagner, Retrato de Shopenhauer, y Luís II de Baviera. Diversos cuadros, dibujos y aguafuertes de personajes operísticos wagnerianos: Kundry, Parsifal, Amfortas, Titurel, El santo Grial... retratos y grabados de personajes célebres como Goya, Calderón de la Barca...
"La dicha y la tristeza de los dos, la muerte y la vida de los dos, todo ello estaba tan estrechamente entretejido, que lo que el uno padecía, el otro lo sentía. Lo que alegraba a uno, el otro lo percibía....Su tormento común era tan claramente visible en sus rostros, que se podían describrir indicios seguros de su amor en su aspecto exterior" Gottfried von Strassburg.
El cuadro que vi en el "Centre del Carme", el invierno de 2006, me impactó por sus dimensiones (160 x 240 cm), por sus tornasolados colores, por la atmósfera quieta y difuminada, pero sobre todo por la composición de las figuras. Me cautivó desde el primer momento la posición de los cuerpos yacentes en medio del prado.
Miré el título: "Muerte de Tristán e Isolda"
Se me esfumó el tiempo contemplándolo. Cuando al fin pude apartarme de él, mis ojos volvían una y otra vez a buscarlo. Desde otro cuadro, desde otro ángulo de la sala, mi mirada buscaba insistente el objeto que la había seducido. Antes de marcharme volví a acercarme. Duermen un sueño eterno, pensé.
Me marché del Carme. El nombre del pintor se desvaneció tan pronto como salí del recinto. Sin embargo, su obra no se me olvidó. Este cuadro me ha perseguido en sueños.
Más tarde, al escuchar el aria final del drama deWagner, el liebestod, ese aria romántica por excelencia, que es el "Dolce e calmo", es cuando entenderé el cuadro. Para el mundo Tristán está muerto, pero para Isolda vive. El pintor refleja acertadamente los sentimientos de ella al final de este drama operístico. El cuadro esIsolda. Ella completamente expuesta y entregada.
Silencio, soledad...Isolda.
Esta pintura se convirtió desde el primer instante en una imagen sugerente y en un referente. Retomé el libro de Strassburg y lo releí a finales de 2007. Un año después, en otoño de 2008 reaparece la historia, reaparece el cuadro, pero... ¿Y el nombre del pintor? Internet, enciclopedias, libros de pintura, nada. Acudo por fin a una compañera, especialista en historia del arte. A los pocos días llega la respuesta:Rogelio de Egusquiza.
¿Qué decir de estos enamorados? El atardecer los encontrará inertes y los arropará con una sonrosada, nacarada y mágica luz. Los colores de su piel se oponen, como la vida y la muerte. Los amantes muertos, se vuelven, sin embargo, inmortales a través de nuestros ojos; los ojos de aquellos que contemplamos su drama, los ojos del espectador. Es Isolda la que otorga la inmortalidad a Tristán con su elección, seguirle en su periplo más allá de la muerte. Irradia un dramatismo calmo, reposado, sutil.
No hay rigidez en su muerte. Su postura se derrama, literalmente, cubriendo el cuerpo del amado, tranquila y descansada. Transmite calma y un deseo de entrar en su mismo sueño como ellos, con ellos. Serena amante, suave, vaporosa, pura, sensual, y confiada en su amoroso final. La fría muerte no es tal con esas tonalidades cálidas y asalmonadas y con su cuerpo en posición tan inusual.
Por siempre duermen Tristán e Isolda, Isolda y Tristán, su sueño de amor eterno.
Una de las leyendas dice que un rosal y una vid crecerán y se enredarán sin que el hacha del rey Marke pueda evitarlo.
En medio del prado, encima de la hierba, dos cuerpos yacen. Las rosas y el infinito horizonte serán ofrenda perpetua en su tumba.