Quiero habitar el Asubio.
Quiero habitar el Asubio, a resguardo de la lluvia, de la intemperie, de los caprichos del viento, del frío húmedo y riguroso de las costas norteñas. Allí donde al calor de la lumbre leamos, haya espacio para el pensamiento y para los largos paseos. Donde me hables de quimeras y contemple en tus ojos la riqueza que te dejó el camino hacia Ítaca.
Y quiero habitarlo contigo, cuando ya nada pueda interponerse entre los dos, cuando ya nada esperemos “personalmente exaltante”.
Sin embargo no quiero que tú seas el enigmático y al fin odioso Juan Campos ni yo el fantasma de la ausente Matilda Turpin o su sustitutiva nuera Angélica.
No quiero las gentes ni el Asubio de Álvaro Pombo.
Y quiero habitarlo contigo, cuando ya nada pueda interponerse entre los dos, cuando ya nada esperemos “personalmente exaltante”.
Sin embargo no quiero que tú seas el enigmático y al fin odioso Juan Campos ni yo el fantasma de la ausente Matilda Turpin o su sustitutiva nuera Angélica.
No quiero las gentes ni el Asubio de Álvaro Pombo.
Quiero ser-contigo "El Asubio"…el tuyo, el mío…
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