jueves, 10 de noviembre de 2011

Les troyens





Ejercito el olvido.

Dejo marchar el amor antes de haberlo poseído.
Un sueño, una quimera, lo que pudo haber sido y no fue.


Estás ligado a este dueto entre Dido, reina de Cartago y Eneas, héroe de Troya. Ligado para siempre. Porque este otoño mi música eres tú. Porque la primera vez que escuché “Nuit d’ivresse” fue una noche templada de octubre, cuando extrañaba tu compañía hecha de palabras y de halagadora voz.

Una música profunda que me fue cantada cuando nuestro anhelo aún era el mismo y rompía barreras de distancia y de tiempo. Cuando no existía pasado ni futuro sino presente, reposando unos segundos, en medio de tu noche y de mi noche. Cuando se confundían los deseos de ambos con una realidad intemporal. Todo lo nuestro hecho de oscuridad, soledad, silencios, palabras, suspiros, ilusiones, sonrisas y un mirarse a través de los velos que nos separaban.

Despierta, en sueños, te soñaba..

Me abandonas para seguir tu camino hacia el destino que te fue marcado, la augurada Italia.

Y ahora he de decirte adiós, como Dido, sin querer desprenderme de ti. Pero yo no tomaré venganza eterna. No has sido digno de mí, a pesar de tus gestas.

Tu reino no es Cartago.

Y como Reina, silencio mi voz y ato mis manos para que no corran a tu encuentro.
El hilo que me une a ti se desata suavemente y desaparecerás en la nebulosa de mi vida sin haber brillado.

"Les troyens"
 
Berlioz


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