lunes, 16 de agosto de 2010

Luz

          De vuelta a casa llevo el salwar kameez en mi equipaje y voy vestida como en occidente.
 Sin embargo no es esa la sensación que posee mi cuerpo. No es eso lo que siento.


         " ...sacó del arcón de estaño el único sari que poseía y lo desplegó cuidadosamente. Sarasa lo había guardado para el último viaje de su vida. Ella, como todas las buenas esposas hindúes, había rezado para que se le permitiera morir antes que su marido. Había deseado subir al cielo iluminada por el resplandor del brillante círculo rojo de kumkum de su frente. Las hebras de jazmín de su pelo perfumarían su camino y todos los que la vieran pensarían en lo bienaventurada que era por morir pareciendo una novia....Ahora que eso no iba a ocurrir, Sarasa dejó que sus sueños se escaparan rodando de los pliegues de su sari"
El vagón de las mujeres. Anita Nair


Desde muy arriba, a tantos pies del suelo como el avión que me trae de vuelta, se me ve engalanada con un precioso sari  de seda de kanchipuram. Tiene el poder de recoger en sí todos los colores y todos los aromas de esta tierra. Ribeteado con una franja ancha y dorada de tolerancia, está  salpicado aquí y allá  por pequeñísimas hojas  bordadas de sonrisas francas.
Con el ritmo suave que proporcionan los pies descalzos al andar, mi ropaje dispersa aromas de  sándalo, incienso,  flores y especias.

El atuendo que me cubre hoy es especial. 

Voy vestida de luz. La luz de oriente.

 Los brazaletes que adornan mis brazos llevan incrustadas las profundas  miradas  de cada  hindú que se  ha cruzado estos días conmigo y las ajorcas  argenteas en mis tobillos tintinean con sones de adaptabilidad y de libertad.
Mi piel luce oscura y el pelo se me ha vuelto de un negro y brillante azabache  recogido en la nuca y adornado con aromático jazmín.  La henna en mis manos perfila sinuosa los  campos de arroz y  las plantaciones de té.
  
Cuando los míos se acerquen a darme un largo abrazo recogerán de entre mis sienes el aceite perfumado que les acercará milagrosamente ese inabarcable país que es India y todo lo vivido por mí.

Esta esencia tiene nombre:  "Kerala".

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