lunes, 13 de septiembre de 2010

Afortunada

Saboreo los últimos días de estío desde la terraza.

El cabo de s. Antonio asoma al mar, quebrándose elegantemente sobre el acantilado.
Los veleros aran una estela blanca en las azules aguas de la bahía.
El tamarindo se mece bajo la ondulante brisa de poniente. 
Las suaves  colinas pobladas de olorosos pinos 
 y el mar, salpicado de minúsculas velas blancas, se desliza suavemente hacia el horizonte y lucha  una batalla con el azul del cielo para intensificarse.

Me vienen...

Los días cálidos de agosto.
La brisa apacible del mediodía.
Mi cuerpo dorado por el sol y el mar.
Las chicharras cantando hasta la puesta del sol.
El penetrante aroma del jazmín y la madreselva.
El mar cálido y cristalino.
Los baños en sus aguas.
Los paseos al atardecer.
El majestuoso Montgó.
Tú...

Así, así quiero ser, como un delicioso día de verano en la costa de Jávea.


***