Ya sabemos cómo te gusta levantar el brazo y calcular el polo de donde viene el viento,
ya hemos disfrutado del estilo que exhibes cuando te marchas corriendo.
Ya hemos entendido que eres un alma errante que abandona las casas cuando todos duermen,
Ya hemos entendido que eres un alma errante que abandona las casas cuando todos duermen,
que te gusta comer cuando hay hambre y dormir si viene sueño.
Pero piénsalo bien que después, tarde o temprano, siempre llega el momento
cuando se abre como una flor rara el arrepentimiento
y entiendes, como si todas las brujas del mundo coincidieran al leerte el futuro,
que es cuestión de tiempo que te sorprendas pensando que lo tenías,
que yo creía en ti.
-
Ya sabemos que tres mil aventuras palpitan rabiosas lejos de este rincón,
que los guerreros se aburren si no hay un poco de acción.
Ya hemos previsto que solo morirás si alguien te clava una daga dorada en el corazón
y que donde te entierre una buena gente crecerá un roble fuerte.
Y es casi entrañable que olvides tan rápido que siempre llega el momento
cuando se abre como una flor amarilla el arrepentimiento.
Si lo sabes como si todas las brujas del mundo te estuviesen lanzando un conjuro,
una rima ancestral que te hará recordar que lo tenías,
que yo creía en ti.
-
Si al despertar fuese rey, reuniría a las Cortes para incluir en el código penal
que se prohíba a la gente ir por el mundo buscando algo que no sepa nombrar.
Que el miedo estaría ahí pero, quizá, para variar, aprenderíamos a pasarlo juntos
y no te vería nunca más explicándome que bien que estabas cuando lo tenías,
cuando yo creía en ti.
Pero piénsalo bien que después, tarde o temprano, siempre llega el momento
cuando se abre como una flor rara el arrepentimiento
y entiendes, como si todas las brujas del mundo coincidieran al leerte el futuro,
que es cuestión de tiempo que te sorprendas pensando que lo tenías,
que yo creía en ti.
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Ya sabemos que tres mil aventuras palpitan rabiosas lejos de este rincón,
que los guerreros se aburren si no hay un poco de acción.
Ya hemos previsto que solo morirás si alguien te clava una daga dorada en el corazón
y que donde te entierre una buena gente crecerá un roble fuerte.
Y es casi entrañable que olvides tan rápido que siempre llega el momento
cuando se abre como una flor amarilla el arrepentimiento.
Si lo sabes como si todas las brujas del mundo te estuviesen lanzando un conjuro,
una rima ancestral que te hará recordar que lo tenías,
que yo creía en ti.
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Si al despertar fuese rey, reuniría a las Cortes para incluir en el código penal
que se prohíba a la gente ir por el mundo buscando algo que no sepa nombrar.
Que el miedo estaría ahí pero, quizá, para variar, aprenderíamos a pasarlo juntos
y no te vería nunca más explicándome que bien que estabas cuando lo tenías,
cuando yo creía en ti.
Manel
¿Por qué me recuerda a ti? ¿Por qué me recuerda a mi?
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