miércoles, 14 de julio de 2010

La mirada de Giovanna


"Ars vtinam mores animum que effingere posses,       
pvlchrior in terris nulla tabella foret"
MCCCCLXXXVIII  
                   
"¡Ojalá pudiera el arte reproducir el carácter y el espíritu! 
No habría en la tierra una tabla más bella"
1488


Representación máxima del Quattrocento y de las medidas ideales de  la belleza en el Renacimiento. La geometría, precisión y exactitud matemática dotan a la tabla de un sereno equilibrio.  

Recorro con gusto y mucha calma el cuadro. Me detengo en cada detalle.
En la hornacina descansan varios objetos alusivos a sus delicados gustos y a su carácter: El libro de las horas y la hilera de cuentas  de coral  aluden  a su piedad; las joyas, un dragón con dos perlas y un rubí  hace juego con el colgante del cordón de seda que adorna su pecho y constituyen una alusión a su vida pública, el cartellino con un fragmento de un epigrama de Marcial.
Admiro el detalle de sus exquisitos ropajes de seda y brocado. Sus rasgos  suaves, elegantes, inexpresivos y perfectos. La delicadeza en el  cabello, en las manos, en su porte.

 Saciado el primer impulso, fijo la vista en aquello que me conecta con ella. Observo el rasgo que engarza a esta joven con el mundo real, con el mundo del que la contempla. Su mirada.
Sin embargo ésta no se se dirige a lo cercano, a lo visible. No es una mirada terrenal.  Mira más allá, hacia lo invisible, hacia la eternidad. Su mirada trasciende  lo puramente humano y adquiere el valor de lo eterno. Como ella.

La inmortalidad a través de su mirada. Ese es el  secreto que  me desvela este cuadro y  que reza bajo el título: "Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni". Más cuando se supone  retrato póstumo, puesto que Giovanna habría fallecido dos años antes de su realización.


Ghirlandaio, Domenico (Domenico di Tommaso Bigordi)
Retrato de Giovanna Tornabuoni, 1488.
Temple y óleo (técnica mixta) sobre tabla 77 x 49 cm
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid



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