Trichy está situado a orillas de uno de los siete ríos sagrados de la India.
Sus gentes cruzan el río por los vados conocidos con fardos, mercancías, con sus hijos y sus animales. Luego secan sus ropajes y sus saris en las márgenes del Kaveri, al viento, ayudándose unos a otros y sin prisas, antes de proseguir su ruta.
Íbamos a reunirnos todos en casa de mi abuela para hacer encurtido de mango. Era un ritual anual y toda la familia estaba contenta de que yo hubiera llegado a la India en el momento oportuno. Lamenté profundamente mi decision. Puestos a elegir, tendría que haber elegido un mes que no fuera julio, con su insoportable calor. Me di cuenta de que no podía conducir en la India. Me matarían en 5 minutos. Se podía girar en redondo cualquier parte y en cualquier momento. Pasarse un semáforo en rojo no era un crimen. Si un policía te pescaba sin permiso de conducir y sin papeles del coche, con 20 o 50 rupias solucionabas el problema….La brisa era agradable mientras el rickshaw estaba en movimiento, pero el calor y el olor a mango se hacían insoportables cuando se paraba en un semáforo o por cualquier otro motivo. La estación de los aromas. Amulya Malladi
Tras un completísimo día en Mahabalipuram, volvemos al hotel enrickshaw, entre risas y monzón... ocho donde caben cuatro.¡Viva la seguridad vial en India!
Una estupenda forma de desplazamiento dentro de las ciudades de India, rápida, cómoda y barata para un occidental: los rickshaw.
A lo largo de la orilla ve el deslumbrante Collar de la Reina, el cariñoso nombre que se le da a la curva de farolas incandescentes que bordean la costa, desde Malabar Hill hasta Nariman Point.
"El cielo de Bombay" Thrity Umrigar
Mumbai, esta ciudad excesiva, nos ha recibido dormida tras 24 horas de trayecto. Nos ha despertado en pocas horas con su algarabía y trasiego de gentes, pájaros y transportes.
Dio del cielo, Signore delle cime, un nostro amico hai chiesto alla montagna. Ma ti preghiamo, ma ti preghiamo, su nel paradiso, su nel paradiso lascialo andare per le tue montagne.
Santa Maria, Signora della neve, copri col bianco, soffice mantello, il nostro amico, nostro fratello. Su nel paradiso, su nel paradiso lascialo andare per le tue montagne.
Trobarem a faltar el teu somriure, diu que ens deixes, te'n vas lluny d'aquí, però el record de la vall on vas viure no l'esborra la pols del camí. El teu front duu la llum de l'albada, ja no el solquen dolors ni treballs, i el vestit amarat de rosada és vermell com el riu de la vall. Quan arribis a dalt la carena, mira el riu i la vall que has deixat, i aques cor, que ara guarda la pena tan amarga del teu comiat.
Saturada tras dos días de la belleza que desprenden los óleos en los museos, no imagino mejor modo de pasar una jornada y, al mismo tiempo, evitar los rigores del verano en Madrid, que perderme por el Retiro hasta bien entrada la tarde.
La multitud de sombras bajo sus majestuosos árboles se enlazan unas con otras y permiten al caminante andar sin apenas rozar el sol: castaños de indias, arces, chopos, eucaliptos, cerezos, moreras, tejos, almendros, fresnos, palmeras, pinos y abetos, olivos...
En mitad del asfalto de esta intensa ciudad es de agradecer este estupendo reducto de naturaleza.
También son arte las composiciones del sol proyectándose en las formas, dando volumen y color por doquier, de tal modo que, algunos tramos parecen tan mágicos y tan perfectos como un óleo.
Apoyarme en el tronco de un plátano, perderme por sus vías, sentarme a la sombra de un castaño de indias delante del "Palacio de Cristal", rozar con mi mano un ciprés de " El Bosque del Recuerdo", pasear por "La Rosaleda" admirando la variedad de rosas y aspirar sus fragancias, conversar animosa con ese pintor anónimo y jubilado que baja cada mañana al parque a bocetar, ver pasar gentes con un instrumento musical, libro, bloc de dibujo o bloc de notas, paseando a sus hijos, corriendo, en bici, descansando....
Un día reparador, un agradable paréntesis.
Las gentes de costa, de vez en cuando, aprovechamos para sustraernos unos días
al influjo del mar, aunque tengamos que pagar con la dávida de un calor asfixiante y sin brisa marina que lo palíe.
Así pueden ser de espléndidos unos cuántos días por Madrid. Aunque sea verano.
"¡Ojalá pudiera el arte reproducir el carácter y el espíritu!
No habría en la tierra una tabla más bella"
1488
Representación máxima del Quattrocento y de las medidas ideales de la belleza en el Renacimiento. La geometría, precisión y exactitud matemática dotan a la tabla de un sereno equilibrio.
Recorro con gusto y mucha calma el cuadro. Me detengo en cada detalle.
En la hornacina descansan varios objetos alusivos a sus delicados gustos y a su carácter: El libro de las horas y la hilera de cuentas de coral aluden a su piedad; las joyas, un dragón con dos perlas y un rubí hace juego con el colgante del cordón de seda que adorna su pecho y constituyen una alusión a su vida pública, el cartellino con un fragmento de un epigrama de Marcial.
Admiro el detalle de sus exquisitos ropajes de seda y brocado. Sus rasgos suaves, elegantes, inexpresivos y perfectos. La delicadeza en el cabello, en las manos, en su porte.
Saciado el primer impulso, fijo la vista en aquello que me conecta con ella. Observo el rasgo que engarza a esta joven con el mundo real, con el mundo del que la contempla. Su mirada.
Sin embargo ésta no se se dirige a lo cercano, a lo visible. No es una mirada terrenal. Mira más allá, hacia lo invisible, hacia la eternidad. Su mirada trasciende lo puramente humano y adquiere el valor de lo eterno. Como ella.
La inmortalidad a través de su mirada. Ese es el secreto que me desvela este cuadro y que reza bajo el título: "Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni". Más cuando se supone retrato póstumo, puesto que Giovanna habría fallecido dos años antes de su realización.
Ghirlandaio, Domenico (Domenico di Tommaso Bigordi) Retrato de Giovanna Tornabuoni, 1488. Temple y óleo (técnica mixta) sobre tabla 77 x 49 cm Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nos vamos a India pero tú no vienes. Tienes entre manos otro viaje, más largo y sin vuelta. Estás preparando tu equipaje, dejando tu casa y tus cosas arregladas y ordenadas. Has hablado ya con tus hijos, con tus hermanos. Las mujeres a tu alrededor lloramos en oscuros rincones e intentamos hacer desaparecer las lágrimas cuando nos inclinamos hacia ti para darte un beso y mirarte a esos ojos, cada vez más grandes y extrañamente amarillentos, que sabemos tuyos. Tú no quieres vernos tristes.
Yo no sé que más hacer por ti. Yo, ya no sé qué más hacer por mí. Está siendo doloroso y a la vez absolutamente necesario el acompañarte este tiempo. Vuelvo contigo la mirada hacia nuestra juventud, ayudándote a dejarnos un último presente. A ratitos te acompaño algún tramo de descendimiento hacia tu final, hacia tu muerte. Sí, tu muerte. Hay que hablar así, con valentía y entereza, mirándole la cara a la que te arrebata, a la que se sabe va a ganar la batalla. Como estás haciendo tú estos días.
Pero queda lo peor, la última etapa. Con todo mi ser encogido y como en un susurro me atrevo a sugerir que... ... no te mueras cuando esté allí donde habíamos proyectado ir juntos, por favor. Espera que llegue para darte lo que me has pedido. Y para despedirme, y para darnos una última mirada, un último apretón, un último beso que encierre cuánto te estimo, antes de guardarte en mi alma para siempre... pero ¡por Dios! que este freno a la muerte no sea a costa de tu sufrimiento.
"...corto e indoloro"
Y siempre tu sonrisa, y siempre tu buen humor, y siempre tu agradable compañía y siempre tu dulzura, y siempre tú.
Vuelve a pegarse la infancia a mi piel sedienta...
Denia, ” la Boveta”, el dulzor de la uva moscatel y el sabor a mar de la caballa, el sol y las sombras del cañizo, la arena blanca y las aguas cristalinas. El caminito de tierra con los anises y las adelfas; el pozo, la higuera, el olor de la falsa pimienta y el lentisco, el "riu-rau". Mis hermanos y mis primos…Mi madre comenzando la treintena, cargadita de niños y siempre cantando, la alegría de los sábados cuando llegaban mi padre y mis abuelos en el seat 600 amarillo, el Montgó a lo lejos… La luz blanca y cegadora del Mediterráneo, eterna, cada verano, los paseos al atardecer entre viñedos y huertos, los juegos en la arena y los baños en el mar azul.
Quizá, tal vez, a lo mejor, probablemente, igual, acaso... el 9 de agosto escriba una entrada: Tal día como hoy me llamaste "princesa" Aunque, lo más seguro, más bien, lo mismo, posiblemente... ese día no pueda escribir nada. Estaré demasiado ocupada recorriendo India sur.
Època intensa i daurada fou la de la nostra adolescència. Plena de descobriments i somnis, de llibres per llegir i muntanyes per pujar; d'amics per omplir el buit de l'ànima; de guitarres per cantar i muscles on plorar; d'interminables xarrades i d'un anar d'ací cap enllà amb jocs, inquietuds, baralles i rialles.
Guardem molt endins matinades prop les tendes, vespres de ping-pong, cerveses i creïlles fregides al Patronat, nits fredes d'hivern i nits perfumades d'estiu... Portem tatuats els lluminosos dies en què corríem pels camps, passàvem una estona a la platja, pujàvem muntanyes o ens endinsàvem a coves. Lleugers i alats, tan mateix era que, anàrem a peu, amb bici o amb moto, estiguérem al col.legi o al campament, hi siguerem dos o deu de nosaltres.
Aquella època se'n va anar. No obstant...un fil prim i invisible ens uneix. Mai s'ha trencat. És etern i és daurat. Un fil que ens torna aquells fantàstics dies quan, en qualsevol replec del nostre poble, ens tornem a trobar, ens reconeixem i ens somriem amb la mirada.