lunes, 14 de junio de 2010

Dos poemas

Una amapola desvaída
emerge hoy procaz, obscena,
enraizada en la herida húmeda de mi carne.

Sexo florecido me siento.
Tu mirada silenciosa me fecunda.

El inevitable viento del otoño espera en vano.
                                                             P.A.

***

Desnuda ante ti,
brota en la carne maltrecha
una febril amapola
que avergüenza mi alma.

Sin contemplación
la arranco de raíz
arañando mis muslos,
mientras los agrisados velos
sepultan la audaz primavera.
                                      A.R.

Dos visiones de un mismo sueño.

***